“Esta es mi tierra bonita, mi tierra preciosa…”
El Valle del Cauca es un territorio de impactante belleza en el que se conjuga una diversidad de paisajes adornados por un gran colorido de costumbres, que siempre tienen en común la hospitalidad y el calor humano de los vallecaucanos.
Entrando por el norte del departamento los visitantes se encuentran con ‘el Sol más Alegre de Colombia’, símbolo de Cartago, una pujante y tradicional ciudad que gracias a las manos de sus artesanos se ha convertido en la capital mundial del bordado.
En el centro del Valle emerge con todo su esplendor religioso Guadalajara de Buga, hogar del Señor de los Milagros y visita obligada de peregrinos de todo el mundo, quienes han convertido a la ‘Ciudad Señora’ en el segundo destino turístico de Colombia.
Otra visita obligada para propios y extraños en el departamento dulce de nuestro país es el Lago Calima, un paradisíaco embalse construido en inmediaciones del montañoso municipio de El Darién que, además de surtir de energía eléctrica a los vallecaucanos se ha convertido en uno de los principales destinos turísticos de Colombia gracias a sus espectaculares paisajes y a los fuertes vientos que lo convierten en el tercer lago del mundo para la práctica de deportes como la vela y el windsurf, entre otros.
Bajando de las montañas la historia, la literatura, los hermosos paisajes y los deportes extremos se conjugan en el corregimiento de Santa Elena, en donde la Hacienda El Paraíso –que sirvió de inspiración a Jorge Isaacs para escribir su novela La María–, adorna la base de las montañas vallecaucanas, compartiendo el vecindario con la Hacienda Piedechinche, museo de la insigne caña de azúcar, los cuales sirven de marco para la práctica del parapentismo.
A 149 kilómetros de Santa Elena, el Pacífico colombiano tiene su joya en Buenaventura, un paraíso natural en donde sus hermosas y naturales playas se muestran exuberantes, de la mano con el Puerto por donde se mueve el 60% del comercio marítimo de nuestro país.
Como entonaría el Grupo Niche “entrando al sur, por Jamundí”, cuna del famoso cholado vallecaucano, se asoma la capital del departamento, Santiago de Cali, una ciudad con una gran variedad turística: El Cerro de las Tres Cruces, Cristo Rey, el Zoológico –el más completo y grande de Suramérica–, la estatua de Sebastián de Belalcázar –fundador de la ciudad–, la Iglesia de San Antonio ¬–mirador por excelencia de los caleños–, el Museo de Arte Moderno La Tertulia y el Bulevar del Río, son solo algunos sitios donde los visitantes podrán pasar ratos maravillosos al son de la tradicional salsa caleña en ‘la Sucursal del Cielo’.
Este es solo un breve recorrido por un territorio mágico, pleno de gente y lugares maravillosos que nos llevan a concluir como lo hizo el maestro Jairo Varela: “esta es mi tierra bonita, mi tierra preciosa, mi Valle del Cauca”.